domingo, 8 de agosto de 2010

Invierno



Siempre he visto el invierno como una estación triste, en la cual aparecía la melancolía mas de lo común. Solía ser un tiempo de mucha soledad y depresión. Siempre tenía la esperanza en mi corazón que el próximo invierno no sería tan frio, pero cada invierno, cada año era peor.

La única parte del invierno que me gustaba eran los días de lluvia, porque ahí podía llorar y nadie se daba cuenta.

A nadie le gusta estar solo, y yo no era la excepción, pero al estar con alguien me sentía incomodo y sin espacio... no sabia que era peor, estar solo en mi habitación o intentar cambiar mi forma de ver las cosas.

En tiempos como ese sentía que no tenía motivo para vivir, que de nada servia esforzarse por algo o intentar tener alguna clase de contacto humano. Eran sentimientos encontrados entre querer estar solo y ver que la soledad solo me estaba pudriendo por dentro.

El invierno hacía aparecer todos estos sentimientos y pensamientos. Los días de lluvia, las noches de frio, los cielos grises, las nubes negras, en fin...todo!. Sentimientos que me hacían creer que no encajaría en ningún lugar, que sobraba. No podía ver un futuro.

Estando en esa condición no quería aceptar lo mal que yo estaba. Reconocer que que aveces no puedo hacer las cosas yo solo. Y entonces apareció alguien...

Alguien que se presento, que yo no quería tomar en cuenta, y que tenía tanto amor para darme, que su amor era como un huracán, que me sacudía como a un árbol con sus vientos de gracia. Y me amaba, sí, me amaba mucho. Era celoso por mi.

Ahora mi vida le pertenece, Él es mi premio, mi corona, mi porción. Cuando pienso en la forma en que Él me ama, se acaban los lamentos y las quejas. Entonces no me queda mas que sonreír.

Siempre le pido perdón por no ser muy expresivo, pero nuestra relación es exquisita. Me dio nuevos ojos. Ahora me gustan los días de lluvia, porque sé que después de ella se ven todos los colores, que después de la tormenta la belleza reaparece y el mundo brilla.

Me ha dado mucho mas de lo que merezco, todo lo que necesito, todo para mi bien. y lo mejor de todo es que es para siempre.

Su nombre es Jesús, y ha cambiado mi vida, no se lo que haría sin Él. A pesar de ser un largo invierno oí su voz de mañana diciendo ven a casa ya.

Como el sol ilumina mis mañanas y trae paz al despertar.

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